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Ancla 1

Te Cuidaré por Siempre

-Tranquila hermosa, estoy bien, no sé que buscaba ese sujeto, pero huyó, nada mas vio que no podría ganarme salió huyendo, debo irme, pero no quiero que se queden aquí, quiero que me acompañen al cuartel, allá estará más seguros. 

No sé porque pero no me gusta esto, hay algo que no me cuadra, me alegra que esté bien, pero ¿Cómo pasó? ¿En qué momento llegó ese sujeto? Me alegro que Daniel trajera su espada con él, aunque ahora que lo pienso, no la vi cuando llegó, debe ser porque estaba muy emocionada de verlo, cada día que pasa tengo un poco más de miedo, necesito respuestas o esta presión aplastará mi corazón.

Apenas puedo hablar, corrí mas de cincuenta metros, desde el granero hasta mi casa, deben estar peleando, el sonido del acero resuena, tengo mucho miedo, todo iba perfecto ¿por qué diablos tuvo que aparecer ese sujeto? Tengo que ayudar a Daniel.

 

-¿A dónde crees que vas? Me pregunta papá molesto mientras me toma por el brazo. 

-A ayudar a Daniel. 

-¿Estás loca? Daniel es un caballero entrenado, es parte de los escorpiones, entrenó por años para ser lo que es ahora, un simple bandido no podrá contra él. 

-Pero ¿Qué tal si es uno de los lobos de arena? Ellos también están bien entrenado, o peor aún ¿si no está solo? 

  -Igual no puedes hacer nada por apoyarlo. 

-Pero papá… 

-No tienes nada que temer -escucho el golpeteo de sus pesadas botas al llegar- ese sujeto si era un lobo de arena, pero no pudo contra mi espada. 

-¡Daniel! mi alma me vuelve al cuerpo cuando me doy cuenta que está bien.

 Gracias Dios, Gracias, Gracias, Gracias. 

-¿Estás herido? ¿No te pasó nada? ¿Estás bien? 

A pesar de todo el tiempo que estuve con Doorn nunca había entrado a la torre de la guardia, es muy bonita la verdad, está al centro del pueblo, es una torre circular de doce pisos de alto, en la punta siempre hay cuatro vigías que miran hacía cada lado cuidando todo el valle, anoche Daniel me llevó a contemplar la vista, ahí estaba André, no me había percatado de que no le conté que nos conocíamos, me dio mucha risa su rostro cuando nos saludamos, como me hubiera gustado poder inmortalizar su gesto. 

Mi papá va cada mañana a la granja a trabajar, hace dos días llegaron doce nuevos hombres de los escorpiones, aseguran que el resto llegará en una semana, de los lobos de arena no se sabe nada, desde el hombre del yelmo todo a estado en calma, Jon dice que no podemos bajar la guardia, antes de la tormenta siempre hay calma. 

Mis hermanas y yo hemos adoptado roles dentro de la torre, todas ayudamos a los guardias, dice mamá que es la mejor manera de agradecer todo lo que hacen por nosotros. 

Jessica es muy buena cocinera, cada día entra a la cocina y hace desayuno, comida y cena para cada uno de los hombres de la guardia, aunque no son muchos, pero para ella sola si es mucho trabajo, además con la llegada de los escorpiones su trabajo se intensificó, lo bueno que hay un grupo que la apoya en cada turno. 

Luisa lava y limpia la ropa, se me hizo muy raro cuando se ofreció para eso, ella odiaba lavar, después me di cuenta que le gustaba uno de los hombres de la lavandería, las cosas que hace el amor, por mi parte prefiero estar en el jardín, ayudo a los demás en sus entrenamientos o lo que haga falta, Daniel me pide que lo ayude a una u otra cosa, alguna ventaja tenia que tener ser la novia del jefe. 

Ya tenemos casi la semana viviendo aquí en la torre, a pesar de que todo está en calma no me gusta, para nada me gusta la situación, a veces extraño mi cuarto, mi privacidad, ayer intenté ir un rato a la salina para estar a solas pero los guardias no me dejaron, Daniel dio ordenes de que no me dejaran salir a solas, siempre debo estar vigilada, me enojé, pero luego recordé a André “él te ama” me dijo,  “por eso te cuida”, no debo de comportarme como una niña tonta, sé muy bien que no estamos para eso, pero si necesito, ansío mi privacidad. 

Por Dios, no, otra vez no, algo debe estar pasando, me acaba de despertar el sonido de un cuerno, del otro lado de la puerta de la habitación se escucha como los guardias que estaban dormidos están levantándose, corren de un lado a otro, por favor, que no hayan llegado los lobos, los escorpiones aún les hace falta algunos días, mis hermanas están histéricas, mamá intenta calmarlas, papá salió a ver que sucede, no entiendo como puedo estar tan calmada, no creo que esté bien, pero que bueno que no hago las cosas más difíciles para todos. 

-No salgan, cierren bien. Mi papá entró al cuarto gritando, no nos quiso decir lo que sucede, pero creo que ya entendí. 

Afuera los gritos me desesperan, no creo que estén peleando, no son gritos de lucha, son, creo que son ordenes, la voz de Daniel, nunca lo había oído gritar, tiene una voz muy dulce normalmente ahora, creo que si me hablara así suelto el llanto, no sé si es preocupación o que es eso que se escucha en su voz, aunque hable así, saber que está allá afuera cuidándome me reconforta.  

Mamá consiguió calmar a Luisa, que bueno, estaba a punto de golpearla con la mesa, la voz de Luisa es demasiado chillona, Jessica y yo le decimos que parece que dos ardillas están peleando, a pesar de tener toda mi vida escuchándola, llega un punto en el que me desespera, que bueno que mamá la calmó al fin. 

Jessica no grita pero se esconde debajo de las sábanas, como si un pedazo de tela pudiera detener todo lo que sucede, necesito más información para estar tranquila, pero si intento incluso bajar de la cama papá me detendrá de inmediato. 

Un momento, ya no se escucha nada, lo último que escuché fueron las ordenes de marchar, pero, ¿qué está pasando allá afuera? 

-Papá -intento preguntar a papá, pero algo me dice que no me va a querer contar- ¿Qué sucede? 

-No tengas miedo corazón, Daniel nos va a proteger, no te preocupes. 

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