



Te Cuidaré por Siempre
-Hola amor, perdón por el retraso, tuve unos asun... no le di oportunidad de terminar su frase, me arrojé a sus brazos para besarle.
-No te preocupes, está bien, sé que estás ocupado.
En su mirada podía ver lo cansado que anda, imagino que es por tener la presión de un ataque inminente, haré que se olvide de todo esta noche, esta noche es solo mío.
-¿Cómo a estado tu día?
-Bien, todo el día le ayudé a mis papás, en la mañana llevé al mercado fruta del huerto, después mi madre me pidió que le ayudara para moler el maíz, le ayudé, Jessica está enferma, así que fui por algo de medicamento, tuviste una buena idea de convertir la sala de juntas en un hospital provisional mientras arreglan el real.
-En estos momentos es más importante tener donde curarnos que donde ir a discutir ¿No crees?
Siempre e odiado tanto que me digan que hacer, pero aun peor que esa persona tenga razón, es lo peor de todo, en los últimos días e visto mas a André que a Daniel, siempre anda de aquí para allá, de allá para acá y de aquí para acullá, mientras André todo lo que hace es vigilar, tiene más tiempo que Daniel, Daniel me prometió que hoy cenaríamos juntos.
Hace mucho que no estamos a solas, necesito abrazarlo, olvidar todo lo que está pasando, no cocino muy bien que digamos pero hoy le cocinaré yo, es irónico, los quince minutos que pudimos hablar ayer me dijo que su comida favorita eran los mariscos, más que nada los camarones, yo odio los camarones, no me gustan los mariscos, apenas y como pescado, mi papá me prestó el granero para que pudiéramos comer a solas, Luisa me a molestado todo el día por eso, es mi hermana y la amo, pero a veces quisiera que un perro, no, mejor una cucaracha se comiera su lengua, mi mamá me ayudó a preparar pescado empanizado, mis papás están preocupados por mí, creo que por eso han sido tan accesibles en todo esto.
Cuando el sol comenzó a ocultarse por el poniente yo sabía que era hora de que Daniel llegara, me senté a esperarlo, siempre es muy puntual, pero ahora se atrasó un poco, la verdad no me importa, estoy feliz de tenerlo conmigo, solo para mí.
-Tienes razón. Asenté con alegría.
-Tu día a estado ocupado entonces, no sabía que Jessica estuviera así ¿les puedo ayudar en algo?
-Amor, estás más que ocupado, no tienes porque preocuparte por un simple resfriado, pero olvídate de eso, esta noche es de nosotros, no quiero que pienses en el trabajo, vamos a comer, preparé pescado empanizado, mi mamá me ayudó.
Me preocupa un poco su sabor, mi mamá sólo me dijo como hacerlo, no me ayudó a prepararlo, es la primera vez que hago algo tan complicado.
-¿Dónde conseguiste el pescado? me pregunta mientras lo olfatea.
-Cuando fui al mercado cambié un poco por unas manzanas.
-Espero que no hayan gastado mucho por culpa mía, sé bien que cuando se quemó su cosecha perdieron mucho.
-No te preocupes, papá dice que pudo recuperar algo, no ganará lo que pensaba pero tampoco perderá, logró venderla como alimento para ganado, no toda se quemó, pero ya no pudo crecer así que es lo mejor que pudo hacer, pero aún así tenemos el huerto.
-Me alegro, entonces vamos a comer, quiero saber que tan bien cocina mi futura esposa.
No sé porque, pero cuando me dijo esposa pensé en Doorn, él quería que nos casáramos, Daniel y yo nunca hemos hablado de nada así, me estremeció.
-¿Así? ¿Dudas de mis habilidades acaso?
-No, para nada, pero digo.
Extrañaba que riéramos, fueron dos hora maravillosas, nadie en el mundo existía más allá de nosotros dos, la luna no estaba, lo que permitía que las estrellas brillaran con todo su esplendor, es una noche mágica, de verdad maravillosa.
-Ha sido todo maravilloso amor, gracias.
-Quería que pasáramos una velada única, eso es todo, me alegra que te gustara, ultima…
Un ruido entre los árboles me asustó, quedé paralizada.
-No te apures, estoy aquí para cuidarte.
Daniel, desenvainó su espada, es un mandoble largo, no entiendo como lo maneja mide metro y medio y pesa una tonelada, las veces que lo e agarrado con trabajo y lo puedo levantar, no entiendo como puede pelear con él.
-Debió ser un animal, no vas a necesitarla. Antes de darme cuenta me trago mis palabras una a una -por Dios ¿Quién es ese?- Un hombre con yelmo con astas salió de entre los árboles, es un gigante, es más alto que cualquiera que viera antes.
-Buenas noches caballero -Daniel trata de hablar con él- nos a dado un susto, creo que debe andar perdido, pero me temo que está en propiedad privada, me presento, soy Daniel, el guardián principal de la aldea, me temo que debo pedirle que abandone la propiedad, con mucho gusto le ayudaré, vamos le indico el camino.
Ese sujeto no dice nada, no puedo ver su rostro, entre la falta de luz y el yelmo que usa no se distingue nada, me inquieta su actitud, Daniel me a pedido que entre al granero, creo que cree que va a tener que pelear con él ¿Será uno de los lobos de arena?
-Hija -mis papás se entremesen al verme llegar corriendo- ¿Qué pasó? ¿Por qué vienes así?
-Alguien llegó, no sé quién sea, pero Daniel se quedó - me quedé sin aliento por la carrera- me pidió que me fuera al granero pero me vine para la casa, creo que aquí es más seguro.