



Trabajo
El lento movimiento de las horas dentro de esta oficina hasta parece obsceno, en ocasiones e volteado a la pared verde descolorida y sin vida del fondo, al reloj redondo con forma de gato burlesco que mueve su mano derecha y cola con cada segundo, de fondo blanco y números negros, con orilla verde que cuelga a dos metros y medio de distancia al suelo, podría jurar que e visto al segundero retroceder en un par de ocasiones.
Dentro de estas cuatro paredes de concreto... ¿habitamos? iba a decir convivimos, pero aquí dentro nadie convive, el sonido de las teclas de las calculadoras, las incesantes llamadas que hacen sonar los teléfonos y las palabras: "Hola", "si", "Bueno", "adelante", "déjeme revisarlo", son los únicos sonidos que dominan los cubículos de tabla roca azul grisáceo en los que trabajamos.
Soy contador, con más de doce años en mi puesto y casi treinta en esta compañía, cada año me actualizo, estudio más, cada vez que se hace una miscelánea fiscal estoy pendiente, no sé si puedo decir que me gusta mi trabajo, no sé decir porque estudié esto, no sé porque decidí pasar el resto de mi vida metido en un cubículo de dos por dos encorvado frente a una pantalla, acosado por el tiempo y la mirada inquisidora de Johan.
Johan es el capaz de área, todo lo que hace es pasear por el piso con el rostro incomodo de ver, con una tabla en la mano y un lápiz en la boca mirando a cada uno de nosotros, le pagan el doble que a mi o mis compañeros sólo por ser odiado, pero es un papel que sabe desarrollar a la perfección, desde pequeño siempre fue el soplón de la clase, se llevó palizas por parte de sus compañeros gracias a ello, hoy con cuarenta años es una lástima que no podamos hacer lo mismo, las malditas normas sociales nos lo impiden.
Pareciera que nació para ese puesto, sus dientes chuecos y labios descarnados, escondidos tras un bigote mal arreglado y chueco, una nariz grande, apuesto que su bigote no es solamente bello que crece arriba de su labio, tiene ojos de arpía que esconde detrás de unos lentes de ñoño, sus facciones de rata y su calvicie prematura, es estúpido que intente tapar su calvicie jalando tres pelos de los lados y echándose gel ¿creerá que engaña a alguien con eso?
Son las seis de la tarde, nadie quiere quedarse ni un minuto mas, hace tiempo adelantamos el reloj cinco minutos ¿o eran diez? ya no recuerdo, pero lo hicimos para salir temprano, queríamos llegar a tiempo al bar de abajo para ver la final de fútbol, creo que nunca lo regresamos a la normalidad.
Cada jueves vengo aquí, tomo el mismo trago, whisky con refresco lima-limón y energizante, no sé porque a esas bebidas las llaman así, no me sirven de nada, después de cada trago me siento más cansado que antes, la música del fondo, siempre la misma, Michel Jackson, Creedence, AC/DC, The Eagles, Guns and roses, Jimmy Hendrix, etc. Las mismas canciones en el mismo orden, nada tiene vida aquí, pensar que en mi adolescencia me vivía cantando todas esas canciones a todo pulmón, hoy, no me hacen sentir nada.
Puta madre, puta vida, puta suerte, ¡putos todos! ¿qué carajos hace Johan aquí? La oficina ya cerró, no debería ver su estúpido rostro hasta mañana por la mañana cuando pasa a revisar que ya llegáramos todos.
-¡Juárez! Me dijeron que te encontraría aquí. Gritó desde el otro lado del bar, aún ni entraba del todo.
-¿Qué sucede? No puedo creer que haya venido aquí a buscarme.
-Debes ir a la oficina, necesito que hagas un trabajo extra, nos solicitaron un informe sobre las ganancias en los últimos cinco años.
-¿Por qué debo hacerlo yo? Ese no es mi trabajo. ¿por qué me tiene que buscarme cada vez que existe un nuevo pedido?
-Vamos Juárez, te estoy diciendo que debes ir, te estoy mandando yo, tu jefe, así que toma tus cositas y mueve el trasero de regreso a la oficina, necesito el día, hoy veré a mis putitas, no lo puedo hacer.
-Es trabajo tuyo. Es la primera vez que le contesto, sé bien que me busca a mi porque nunca le contesto, el alcohol hace que tenga valor.
-Si no vas, me encargaré que la vida en la oficina sea un infierno para ti.
Odio la risa depravada de este sujeto, me mira como si realmente tuviera poder, hay gente que con grado estúpido en la jerarquía pierden la cabeza, al ponerme de pie me mareo, no me había dado cuenta, llevo tres vasos, es la primera vez que bebo tres en menos de una hora, siempre duro aquí dos o tres horas y me bebo uno o dos vasos, entre el último trago y que me voy pasa de perdida media hora.
El corte de las máquinas, las teclas de la computadora, el sonido de la impresora, los teléfonos, no hay nada, la oficina sola es ensordecedora, su silencio perturba a cualquiera, quiero terminar este estúpido reporte e irme a casa.
-Que bueno que estás aquí Juárez -llega gritando- mis putitas y yo estaremos en mi oficina, al terminar me pones el reporte en el escritorio de Jenny, o si nenas tengo mi propia secretaría.
…Maldito enano engreído…
-¿Cómo dijiste? -¿Me escuchó?- repítelo otra vez Juárez, acaso me llamaste enano -No puede ser, no lo pensé lo dije- eres mi puta Juárez ¿Me oyes? Tienes casi cincuenta años y eres un fracasado, eres mi puta, pórtate bien si no quieres formar parte…
Si me escuchó, ahora me ataca caminando hacía mí, no sé si es el alcohol pero mi valor creció, le clavé una pluma en el cuello.
-Escúchame bien enano, la puta aquí eres tú.
Tomo con tanta fuerza la pluma que la quiebro en mi mano, Johan cae al suelo jalando cables de los teléfonos aledaños a él.
-¿Escuchaste bien enano estúpido? Aquí la puta eres tú. Su cuerpo convulsiona pero sé que vive, que me ve, sus manos me piden ayuda, sus ojos están llenos de pánico, no sé que tomé de la mesa de Karen pero sirve, su rostro está decorado por nuevos orificios.
-Desde hoy eres mi puta, mi putita.
Bajo sus pantalones, para cuando me doy cuenta lo e violado, su culo está lleno de sangre y semen, está muerto, destrocé su yugular y se desangró, no puedo decir que lo violé vivo o muerto, pero está hecho, lo veo y dentro de lo que le queda de culo tiene tantas cosas como pude alcanzar, la perforadora, una engrapadora, lápices, gomas, plumas, tijeras... así es Johan, aquí la puta eres tú.