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Ancla 2

La Caída del Gigante

Hace eones, durante los tiempos de la conquista, cuando los reinos del hombre no existían y las tierra se disputaban para los más poderosos, se dice que una pequeña hada, rubia como el sol, con la piel tan blanca como la arena del mar de conchas, de una belleza un tanto cuestionable, pero, sin poder negar que era realmente hermosa, una belleza poco natural le solían decir, se atrevió a cuestionar al último gran señor de las ARMYS, Francisco XII uno de los últimos grandes señores humanos antes de los reinos, quien fuera derrotado y asesinado en batalla por el Linkain VI, abuelo del amo y señor del bloque norte después de la tercera gran guerra. 

Se dice, que durante el sitio, el Linkain VI paseaba alrededor de la fortaleza ARMY y principal ciudad de Francisco XII montado en su caballo, desnudo y con su esposa y amante sentada sobre él, también desnuda, el trote del caballo les permitía mantener relaciones sexuales con facilidad y calma, los tambores y trompetas resonaban en el fondo, durante trece días seguidos, cada noche se miraba aquella misma escena. 

Cuando la pequeña hada cuestionó al líder de las ARMYS el porqué no hacía nada para defenderse, este contestó: 

-No es más que un tonto que intenta doblarme, he estado en cientos de guerras y siempre han intentado provocar mi furia, el que se enoja pierde tenlo por seguro, la música de fondo sólo es para desesperarme, son estúpidas técnicas de guerra desesperadas, pero no lo conseguirán. 

El Linkain, había escuchado las historias de que Francisco XII hablaba con las hadas, por lo que al verla entrar en sus aposentos de inmediato ordenó que la tomarán prisionera, ningún hombre fue capaz de atraparla, el hada le rogó al Linkain que cesaran sus intentos, que ninguno de sus hombres lo conseguiría. 

-Entonces, dime que es lo que quieres. Preguntó tajante y seco el señor de la poderosa Satania.

-Yo no soy parte de la guerra, ninguna de mis hermanas y hermanos nos involucramos en estos asuntos, pero es verdad que somos curiosas, fuimos las primeras en oír de éste gran conflicto, desde entonces visitamos a diario al poderoso Francisco, pero desde el comienzo de éste suceso, más de una de nosotras dice que él perderá, no es el mismo hombre que fueran sus ancestros, no es el mismo hombre que fue alguna vez. Trató de explicar la pequeña criatura. 

-Sigues sin responder a mi pregunta. Indicó el imponente rey con voz seca y tajante.

-Saber por qué cada noche salen montados a caballo teniendo relaciones tú y tu reina.

El Linkain mira a su interlocutora con mucha calma, sopesa los pros y los contras de contarle algo a ella, un silencio sepulcral se apodera de la tienda, los hombres observan con calma la escena, cada palabra dicha podría develar el porque de ésta escena, la reina, asustada, observa el suceso tapada con unas sábanas color carmesí que decoraba la cama, el piso y hasta las paredes. 

-No existe un motivo -rompe el silencio el Linkain- soy un hombre que ama a su mujer, y, además, adora el sexo, me preguntas que es lo que hago, lo que hago es burlarme de todos en la ciudad, mientras ellos se mueren de miedo yo me paseo con la mujer más bella que han visto y no sólo es eso, sino que además de todo, la hago mía. 

La pequeña hada no puede comprender las palabras que salen de la boca de aquel hombre. 

-¿Lo haces sólo para reírte? Pregunta extrañada. 

-Más o menos. Una piedra en lugar de expresión se distingue en su rostro. 

La pequeña hada lo mira largo rato en silencio absoluto, todos en la habitación observan atentes hasta que pregunta nuevamente: 

-¿Me puedo quedar contigo? Dice la hada avanzando un poco hacia él con tanta alegría y confianza que desconcierta al Linkain. 

La pregunta de la pequeña criatura turba la mente del rey ¿por qué me pide esto? ¿qué pretende? ¿A qué está jugando? Son las preguntas que le rondan por su mente una y otra vez en completo desorden. 

-¿Por qué? Pregunta al fin poniéndose de pie, avanza hacia ella con paso firme y decidido. 

-Quiero comprender que es lo que haces, la verdad es que está manera de actuar es algo que no puedo entender. La hada lo mira extrañada pero con tanta curiosidad que a pesar de que se acerca a ella lo permite. 

El silencio volvió a apoderarse de la habitación, el silencio entre todos los que habían dentro era tal que hasta el latir de los corazones se lograba distinguir. 

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