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Ancla 1

Apnea Capitulo IV

Veinte días para acabar el año

 

            No sé hasta qué punto podía llegar mi paciencia y no pensaba descubrirlo. Un día hablando con un amigo me dice algo que hizo que me hirviera la sangre.

           

            - ¿Ya te disté cuenta que la estás tratando como a tu niña?

           

            No lo había pensado, no éramos nada, yo no me podía enojar, no podía hacer nada, lo dejaba muy claro cada vez que hablábamos al respecto. Sin embargo, era yo el que quería avanzar, yo quería formalizar y ella tenía un mes que se alejaba de mí.

           

            Después de mucho pensar al fin tomé la decisión de alejarme, quise portarme bien, hacer las cosas correctamente pero no se me permitió. Ya no quería volver a verla, pero ella tenía una credencial y otras cosas mías, no quise que se quedara con ellas, fui a su casa y me comporté diferente a como me conocía. Fui más salvaje y directo, algo a lo que no la tenía acostumbrada.

            Muy dentro de mí me reía, era divertido ver su cara de desconcierto al no saber que pasaba. Para ella no era yo quien había ido ese día.

           

            Dos horas estuve en su casa, al salir miré la rabia en sus ojos.

 

            -Me odia. Fue lo primero que pensé.

 

            No podía dejar de comparar la salida de su casa esa noche con la primera vez que fui a visitarla. La primera vez no me quería ir, esta vez ya no quería estar ahí y ella no me quería ver más.

            Salí acelerando la moto antes de arrepentirme y no volteé a ver atrás. Siempre he tenido la duda de qué hubiera sucedido si no hubiese tenido esa charla con aquel muchacho, qué hubiese sucedido si no hubiera cambiado de turno, qué hubiese sucedido si no lo hubiera invitado a bailar aquella noche.

Como efecto dominó, fue una cadena de eventos que nunca hubiéramos podido prever.

 

            ¿Quién actuó peor? ¿Ella? ¿Yo? Yo era su amigo, ella su novia y ambos sabiendo las cosas, pecamos por igual, el pecado no paga, no deja nada, fue una aventura que duró dos meses y ahora nada.

           

            Ella tenía miedo o inseguridad por él, yo quería más y no lo podía tener. ¿Habrá sido mi impaciencia o su miedo lo que no nos dejó ser?

 

            Una historia que acabó antes de empezar.

            Al volver de las vacaciones estábamos Erika y yo preguntando sobre uno de los trámites que debemos hacer para salir de la prepa. A lo lejos los vi tomados de las manos, quise decirle a ella cuando me percaté que caminaron hacia nosotros.

 

            -Hola -Dijo él al acercarse- ¿Cómo están?

           

-Qué onda, aquí viendo lo del servicio ¿y ustedes?

           

Esas palabras eran fingidas, todo eso era fingido, movían sus manos de arriba abajo con fuerza, mínimo él quería que viera que iban tomados de la mano.

           

Varias veces le busqué la mirada a ella, nunca me volteó a ver, ni siquiera se despidió cuando se fueron, no volteó a atrás al alejarse. Todo lo que puedo decir que pasaba por su cabeza era que se quería ir, que estaba incómoda. Ya no había un paso atrás.

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© Copyright 2023 by Alberto Núñez.

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