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Ancla 1

Apnea Capitulo II

El sábado siguiente mi padre estaba hospitalizado por neumonía, le dije que iría a visitarlo al hospital.

 

            “¿Y a mí no me vas a visitar? Me dijo en un mensaje”.

           

Esta mujer jugaba muy rudo, pero me encantaba, pareciera que sabía exactamente qué hacer para volverme loco. Conocía bien sus cartas y como jugarlas.

 

“Va, voy a ir después de que salga de con mi papá”.

 

Parecía niño chiquito, me emocioné tanto al saber que la vería fuera de la escuela, que por unos segundos no me iba a tener que esconder ni disimular. mi mejor amigo me preguntó y le conté lo que sucedía.

- ¿Pero que no te habías dicho que no?

 

-Cállate y ayúdame a lavar la moto.

 

Mientras yo me preparaba para terminar mi turno en el trabajo él me ayudó a lavar mi moto. Mientras conducía hacía el hospital iba cuestionándome si lo que hacía estaba bien. No podía dejar de reprocharme por todo. Visité a mi papá, duré con él por aproximadamente media hora, después llevé a mi madre a comer.

 

Extendí el tiempo lo más que pude, tenía miedo de llegar con ella, esta mujer me intimidaba. Cuando llegué duré algunos segundos en la puerta dudando en tocar, al fin me animé.

Salió, las energías y luces que emanaba al caminar eran deslumbrantes. Su cabello negro brillaba, sus risos brincaban con cada paso que daba. Su maquillaje discreto era perfecto, siempre lo usaba perfecto. Una blusa verde, un pantalón de mezclilla y unos zapatitos negros. El día que vaya a morir seguiré recordando cómo se veía aquella tarde. Salió de la puerta principal, no dijo nada, cerró la puerta detrás de ella, dando saltos avanzó hacía la puerta de reja café del jardín, me abrió y saludó. Me extendió su mano y me dijo:

-Ve, estoy temblando. Era cierto, su mano vibraba.

 

            Si me hubiese abrazado en ese instante se hubiera dado cuenta que yo también temblaba. Le pedí un vaso con agua, una manera de poder respirar y conseguir controlarme. Nuestra platica fue algo ligera, no hondamos en nada realmente, todo ameno. Su casa es muy amplia y el recibidor algo cómodo. Sacó el álbum de fotos y me lo mostró, creo que tampoco ella sabía qué hacer.

 

            A la hora de estar ahí sonó mi teléfono, era él…

           

- ¿Bueno? Contesté.

           

- ¿Qué onda? ¿Dónde andas? Me preguntó ligeramente.

           

-Vine a visitar a mi papá al hospital ¿Por?

           

-No, nada más, para ver si hacíamos algo.

           

-No puedo, me voy a quedar aquí con mi mamá un rato.

           

-Bueno, ni modo, nos vemos.

           

La llamada fue corta, fue muy extraña.        

     

            -Le hubieras dicho que estabas conmigo. Me dijo ella, me di cuenta de que se molestó porque oculté eso.

 

            Me sorprendí tanto de esa actitud, no comprendía porque se puso así, era ella la que quería que lo nuestro estuviera oculto y cuando oculté mi ubicación se molestó. ¿Por qué? Fue todo lo que le dije.

 

            -Yo hablé con él esta mañana, quería que nos viéramos, le dije que tú vendrías a la casa hoy. Estaba enojada, pero no podía comprender el porqué.

 

            Esta mujer me va a matar, si antes no entendía nada, ahora menos, ella le dijo a él directamente que nos veríamos, pero a mí me prohibía.

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