


Las Cartas Que No Pude Escribir
Hoy me siento a…. no sé, iba a decir que a homenajearte, pero creo que no, no vengo a eso, la verdad es que no sé qué voy a escribir, iba a decir lo molesto que he estado todo este tiempo, pero también sería mentira, sería una mentira al igual que decir que cuando te conocí me enamoré de ti al instante, porque nada de eso es verdad, nunca he estado molesto, ni siquiera enojado, ¿cómo me iba a enojar porque fueras feliz? Eres mi mayor orgullo, mi tesoro más grande.
Cuando te conocí no te puse atención, pero ese ángel indescriptible con el que cuentas siempre ha disfrutado burlarse de mí, silencioso, sin decir palabra alguna, abrió la puerta, no me explico como lo hizo, parecería que siempre tuvo la llave, se acomodó y se adueñó de todo lo que creí ser.
Me frustra, me harta, me asfixia, genera en mi tal tedio que no sé cómo enfrentarme a esta situación, estoy harto, exhausto, odio tus labios que me dijeron adiós, no eres más ya nada por aquí, me causan nauseas tus manos, esas con las que en más de una ocasión recorriste mi cuerpo, que acarició mis lunares, esos ojos hipnóticos y destellantes con los que me miras, estoy harto de todo esto…
Estoy harto de todas estás mentiras que me cuento para seguir adelante, te necesito a mi lado, no de una manera enferma de celos posesivos, no de una manera que sin ti no pueda vivir, que dependa de ti para ser feliz, claro que no, eso no es verdad, e visto que sin ti puedo sonreír, jugar, inclusive amar, pero la verdad es que no es igual… te quiero a ti, me gustas tú para vivir conmigo.