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Ancla 1

El Mar y la Luna

Sus nuevos cuerpos, vagan por la tierra, como seres normales, como un humano más, esperando el momento en que se les permita amarse nuevamente, se aman a lo lejos esperando el momento de estar juntos nuevamente, cuidan de sus cuerpos en la oscuridad y en la oscuridad, cada vez que pueden verse se aman, esperan con paciencia la noche para deleitarse uno al otro, esperan el momento de verse para saciar sus sentidos y los deseos que emana el uno por el otro.

Siglos han pasado cambiando de cuerpo mortal a cuerpo mortal, sólo renaciendo en la historia del mundo.

 

Hoy los amantes se cuentan esta historia deseando ser la Luna y el Mar que se amarán por siempre...

El mundo cambió para ellos, cuando un día nacieron las ultimas criaturas, seres que caminaban por toda la faz de la tierra, la contemplaban a ella y a él lo disfrutaban, no pudieron más, cada uno quiso sorprender al otro y... Hablaron con aquel que orquestaba la creación...

Sorprendido por la petición de ambos se detuvo a pensar, no podía retirarlos del lugar que les corresponde por el delicado equilibrio de la vida con el que orquesta la existencia, durante mucho tiempo sólo se deleitaban mutuamente ya que no obtenían respuesta pero ellos constantemente repetían su petición...

Una noche de invierno habló con ambos:

 

-No los puedo retirar de su lugar de inmortalidad, los necesito en ese lugar. Dijo el creador de todo.

 

Ambos muy tristes se vieron, pero él, al admirar su amor añadió.

-Les creare cuerpos mortales, al que podrán bajar y poseerlo cuando deseen estar juntos, se sujetarán a mis reglas ya que no siempre lo podrán hacer, los necesito en su lugar.

 

Los seducía la emoción de estar juntos aturdiendo sus sentidos.

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